Gambia se coló en nuestro camino

Un Proyecto Solidario a tu alcance

Gambia se coló en nuestro camino

febrero 22, 2018 La Costa de la Sonrisa 0

 

Gambia se coló por azar en nuestro camino. Poco sabía de Gambia antes de elegirlo como destino para las vacaciones de verano. Lo poco que sabía es que era un país en los márgenes de un río, dentro de otro país, y que había tenido durante años un dictador. Coincidió que Ana y yo escuchamos el mismo programa de radio donde Xavi Aldekoa recomendaba viajar a Gambia porque se podía respirar el clima de alegría y liberación de su gente tras haber acabado con la dictadura hacía apenas un año. Sin pensarlo mucho decidimos hacerle caso.

Desde el primer momento nuestro viaje estuvo teñido de azar y de protección. Azarosamente conocimos a Lourdes y a día de hoy seguimos en contacto e intentamos echar un cable en este proyecto tan necesario y justo que ha creado, y que gestiona como si tuviera mil manos. Lourdes nos puso en contacto con gente allí y todo empezó a fluir. Amablemente y casi sin darnos cuenta nos fueron facilitando y organizando el viaje. Nosotras nos coordinamos con Lourdes para llevar medicamentos, material sanitario, ropa y calzado y algo de material escolar. Ya que nos podemos permitir un billete de avión e ir con unos cuantos euros para disfrutar de alojamiento en la playa y un rico pescado, ¡cómo no íbamos a aportar nuestro pequeño granito de arena! Ana y yo hablábamos de intentar hacer un viaje que no se convirtiera en un viaje como otro elemento de consumo más y, aunque en cierta medida a veces es inevitable caer en ello, al menos hacer un viaje distinto. Un viaje de estar en contacto con la gente, un viaje teniendo en cuenta de dónde venimos y a dónde vamos, un viaje que se pueda aprovechar para ayudar, aunque sea un poquito.

Gambia es un país amable, de gente sonriente, risueña y habladora. Nos sentimos cuidadas y, como nos gustaba decirnos, nos movíamos de protector en protector. Un sinfín de desconocidos nos ayudaron a buscar alojamiento, a coger geles-geles, autobuses, nos pagaron taxis, comida, y nos llevaron de vuelta a casa previo paseo por la playa. Ese compartir me emocionaba y a día de hoy me sigue emocionando. Vengo de una sociedad donde cada vez somos más individualistas y el simple hecho de que compartan un plato de arroz conmigo o me lleven de vuelta a casa porque me he quedado sin dinero, me conmueve. Igual que me conmovieron las largas horas compartidas sin nada más que hacer que hablar y tomar un té. El tiempo allí se conceptualiza de una forma distinta. Te permite reposar, calmar, colocar y compartir. Permite alimentar los lazos de la comunidad, tan importantes como son, y alimentar la amistad.

Gambia es de esos lugares que dejan huella en el corazón. Gambia fue un cóctel de emociones muy intenso. Me hizo sentir la pulsión de la madre tierra, será por eso que al continente le llaman Mamá África… la vida, su potencia y su fuerza. Sigo recordando conversaciones, la gratitud de cuando nos invitaron a comer de su plato, la rabia por la injusticia de tener la mala suerte de haber nacido neonato en un país donde casi no hay cobertura sanitaria y se va la luz cada dos por tres, la frustración de saber que la gente se muere de malaria y de que tener agua corriente es casi una quimera…

El revoltijo emocional que genera el pertenecer a la parte privilegiada, aquella a la que le sobra la ropa, la pintura, el estado le cubre la sanidad y puede pagarse un billete de avión para irse a África, se ha quedado conmigo. Y no quiero que se vaya. Quiero que no se me olvide lo que significa ser una privilegiada y, si al menos se puede hacer algo para compensarlo de algún modo y reestablecer el sentido de justicia, pues arrimaremos el hombro. Por eso estoy escribiendo este post, esta mini aportación, pero que si Lourdes me pide cualquier otra cosa lo haré, porque como ella dice, es de justicia que otros niños y otra gente tengan lo mismo que he tenido yo o que tienen los niños de donde vivo. Tan simple como eso. Y en la medida de lo que pueda intentaré aportar mi granito de arena porque Gambia me ha tocado bien dentro.